¿Qué tipo de pareja creemos que merecemos? ¿En base a qué criterios hemos construido nuestro prototipo? ¿Puede eso influir a la hora de buscar el amor?
La respuesta parece ser afirmativa.
Muchas veces, sentimos una atracción hacia otra persona que va mucho más allá de los parámetros físicos; no sabemos muy bien por qué, pero él o ella despierta en nosotros un interés que hace quedar al resto de seres humanos en algo más que un segundo plano. Por más que intentemos hallar una explicación, las palabras son insuficientes.
Es un hecho que, cuando se inician los primeros coqueteos con la que tiempo después podría ser nuestra pareja, ya empiezan a operar multitud de factores intrínsecos de los que, en la mayoría de los casos, no somos conscientes: expectativas, sueños, gestos sutiles, recuerdos... Todo ello conforma un prisma de gran envergadura que nos une o aleja de la otra persona, según el caso. Un complejo núcleo de sentimientos capaz de condicionar lo que creemos que merecemos recibir de nuestra pareja.
El siguiente artículo, redactado por Litera en la revista Código Nuevo, profundiza en este entramado de emociones que es la búsqueda del amor.
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