Bullying: cómo detectar y afrontar el acoso escolar

¿Qué es el bullying?

¿Quién no ha oído hablar del bullying o acoso escolar? En los últimos años, el bullying se ha puesto en boca de todos hasta convertirse en objeto de alarma social, junto a otras realidades preocupantes como la violencia de género, el incremento del machismo entre los adolescentes, los secuestros de niños o la agresividad infantil, de la que ya hemos hablado en este espacio.

Pero, ¿qué es exactamente el bullying? Existe mucha información al respecto, pero quizá una de las explicaciones más completas y concisas sea la realizada por el Dr. Sabel Gabaldón, psiquiatra en el Hospital Sant Joan de Déu, en Barcelona, que cuelgo a continuación:


Como se explica en el vídeo, el bullying abarca una serie de conductas de acoso físicas, verbales, sexuales, psicológicas o emocionales que suceden entre iguales, de unos niños o adolescentes hacia sus compañeros, de forma continuada, intencional y totalmente asimétrica, es decir, las agresiones, burlas, ninguneo o humillaciones no son mutuas, sino que el agresor o agresores son siempre quienes ejercen el acoso sobre las mismas víctimas. Si el comportamiento agresivo es bidireccional, existirá otro problema, pero no estaremos hablando de bullying.

Cómo detectar el acoso escolar

Una de las mayores preocupaciones de los padres es pensar que sus hijos puedan estar sufriendo acoso escolar y ellos no lo sepan. Detectar el bullying resulta especialmente complicado, ya que los niños o adolescentes que pasan por esta situación suelen sentirse avergonzados, incluso culpables de ser menospreciados, con lo que tienden a ocultar lo sucedido a todo su entorno, especialmente a sus padres.

Algunas de las señales que nos pueden alertar de que algo no va bien (no necesariamente tiene por qué ser bullying), son las siguientes:
  • El niño se comporta de manera diferente a lo habitual desde hace un tiempo.
  • Últimamente no duerme bien, se levanta con frecuencia, llama o está teniendo muchas pesadillas.
  • Está más irritable, se enfada con facilidad y/o muestra tristeza sin motivo aparente. Está teniendo cambios de humor que antes no tenía y ha bajado su estado anímico.
  • Le falta el apetito, o come de forma compulsiva.
  • Le pregunto qué tal en el cole y no quiere hablar o responde muy escuetamente. 
  • A veces refiere dolores de cabeza o de tripa sin una causa orgánica que lo justifique (psicosomatización).
  • No quiere ir al colegio, lo repite una y otra vez y se observan signos de nerviosismo cuando se acerca el lunes.
  • Presenta tendencia al aislamiento. No quiere relacionarse con sus compañeros, se niega a salir a jugar con ellos por las tardes, prefiere no ir a las excursiones y quiere ir acompañado a la entrada y a la salida del colegio.
  • Ha disminuido notablemente su rendimiento escolar. No muestra interés, pero además parece que le cuesta mantener la concentración en sus tareas.

Cómo actuar ante el bullying

Si resulta difícil detectar un caso de bullying, tampoco es tarea fácil manejarlo adecuadamente y favoreciendo el bienestar del niño, una vez que lo hemos descubierto. Los menores que pasan por una situación de acoso escolar suelen encontrarse en una posición de alta vulnerabilidad, con lo que el modo en que lo abordemos condicionará en gran medida la confianza del niño en nosotros y, en consecuencia, su apertura a contar lo que le ocurre para que podamos ayudarle.

  1. Favorecer una comunicación abierta, constante y positiva con nuestros hijos. Quizá éste sea uno de los aspectos más importantes. Si habituamos a los niños desde muy pequeños a contarnos todo lo que les pasa; si nos sentamos con ellos, dedicándoles tiempo en exclusiva incluso cuando no lo tenemos, escuchándoles con atención, apertura y sin prejuzgar ni precipitarnos a darles respuestas rápidas, será más probable que se atrevan a compartir con nosotros la presencia de conflictos con los compañeros.
  2. Evitar juicios de valor o acusaciones delante del niño. Cuando un menor nos cuenta, por ejemplo, que unos compañeros se meten con él, le golpean y le quitan sus cosas, como padres es difícil mantener la calma, pero es necesario. Para que el niño se sienta dentro de un clima de confianza, debemos dejarle contar sus vivencias y sentimientos hasta el final, animándole a expresarse con libertad, en lugar de cortarle o decirle: "¿y por qué no nos lo has contado antes?", o bien, "¿y tú por qué no te defiendes?". Este tipo de frases solamente sirven para que el niño se sienta aún más culpable y avergonzado, y en futuras ocasiones, opte por no contar nada.
  3. Hacerle saber al niño que no está solo, que vamos a ayudarle y que cuenta con todo nuestro apoyo y cariño. A veces, los niños víctimas de acoso escolar sienten que no son merecedores de afecto, y por eso les tratan mal. Es fundamental que contrarrestemos esta idea haciendo que los menores se sientan queridos, importantes y valiosos.
  4. Informar al colegio si detectamos signos o síntomas como los mencionados en el apartado anterior. En el colegio tampoco es fácil ser conscientes de la existencia de acoso, con lo que si en el domicilio observamos cambios en el comportamiento de los menores, será importante comunicárselo a sus profesores.
  5. Educar al menor en habilidades sociales y comunicación asertiva. Que los niños sepan cómo afrontar la actitud de los agresores se consigue, en parte, reforzando su autoestima y enseñándoles a comunicarse con asertividad (más información pinchando aquí).


Si quieres obtener más información sobre éste u otros temas, contacta:

juanluisverapsicologo@gmail.com

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