Pérdida de un familiar con Covid-19: afrontando un duelo complicado

La pandemia sanitaria originada por el Covid-19 está generando todo un aluvión de situaciones complicadas de diversa índole y que afectan a una gran parte de la población. Una de ellas es el obligado confinamiento, para el cual ya hemos planteado una serie de estrategias generales en este espacio (puedes leerlas aquí).

No obstante, es probable que el confinamiento sea el más llevadero de los escenarios, si lo comparamos, por ejemplo, con la situación dramática de muchos trabajadores autónomos o empresarios que ven peligrar su medio de vida, o el del personal sanitario que trabaja sin descanso y con medios muy limitados, o bien los casos de personas ingresadas con síntomas graves del virus y sus familias... Y muchos casos complicados más.

El Covid-19, además, está dejando miles de fallecimientos en unas circunstancias que dificultan en gran medida la elaboración del duelo para sus familiares. Cualquier pérdida de un ser querido es dura, pero diversos condicionantes pueden facilitar o complicar aún más el proceso de duelo. En el caso del coronavirus, el estricto protocolo de actuación en enfermos ingresados y en caso de fallecimiento, pensado para evitar los contagios, está dando lugar a unas circunstancias que hacen especialmente difícil el afrontamiento de la pérdida:
  1. Antes del fallecimiento. En ocasiones, pueden pasar días o incluso semanas en que la familia no puede estar junto a su ser querido, como es el caso de ingresados en hospitales o personas mayores en centros residenciales. Saber que tu familiar tiene Covid-19 y no puedes estar junto a él, cuidándolo y ofreciéndole tu apoyo y cariño, a veces sin poder obtener tanta información de su evolución como desearías, genera una angustia intensa en la familia, así como una alta sensación de impotencia; una sensación que, de hecho, es absolutamente cierta. Lo que no es real es que seamos culpables de esa situación, y sin embargo, si nuestro ser querido fallece, es muy normal que esa impotencia de no haber estado a su lado se transforme en un doloroso sentimiento de culpa.
  2. El fallecimiento. En cualquier circunstancia y prácticamente en todas las culturas, no acompañar a un ser querido en sus últimos momentos es un hecho indeseable, temido y muy difícil de elaborar. El Covid-19 es un virus cruel en este sentido, pues los allegados no pueden abrazar al fallecido, darle un beso, decirle unas últimas palabras... En definitiva, no pueden despedirse. Existen otros casos en los que esto también ocurre, pero el coronavirus tiene una peculiaridad: impide la despedida de casi el 100% de sus afectados.
  3. Después de la pérdida. Todas las culturas y religiones cuentan con rituales para despedir a los fallecidos. No se trata de una cuestión meramente religiosa: a nivel psicológico, las personas nos apoyamos en los ritos de despedida (casi siempre colectivo) para "dejar marchar" a nuestro familiar, esto es, para iniciar el proceso de duelo. Una vez más, los familiares de fallecidos con Covid-19 encuentran una carga añadida, al no poder dedicarle un funeral como tal, ni participar en su entierro o incineración. Muchas veces, ni siquiera será posible cumplir las últimas voluntades de la persona (por ejemplo, ser inhumado), lo que puede producir aún más dolor y remordimiento a los familiares.

Así pues, las miles de muertes que está produciendo esta pandemia dejan también a miles de familias enfrentándose a un duelo con muchos escollos que superar. Cuando no acompañamos a un familiar en sus últimos momentos, ni podemos despedirnos mediante ningún ritual antes de su incineración, de alguna forma es "como si no hubiese ocurrido", es decir, se crea una sensación de irrealidad en torno a la muerte de nuestro ser querido que puede llegar a hacernos dudar de si ha pasado de verdad o no, porque en realidad, no lo hemos vivido. De alguna forma, parece más bien un mal sueño del que seguimos ansiando despertar.

Todo esto da una idea de lo duro que está siendo para tantas familias perder a sus seres queridos con esta enfermedad, pero también es importante dejar claro que estas circunstancias complican la elaboración del duelo, pero no lo impiden: afrontar con éxito la pérdida de un familiar con Covid-19 es posible, y de hecho, hay formas de facilitar el proceso.

Las estrategias que ayudarán a completar este proceso de duelo van a depender de cada familia y situación particular, por lo que no es posible definir estrategias que puedan ayudar por igual a todas las personas en estas circunstancias. Habrá personas que necesiten ayuda profesional; otras no. Habrá casos en los que el duelo se extienda durante mucho tiempo; otros no tanto. Unos preferirán estar más tiempo solos, otros buscarán más compañía. Cada situación será única y precisará de un afrontamiento diferente.

Pese a ello, no queremos despedirnos sin dejar al menos algunas ideas que puedan ser útiles para la mayor parte de las personas que puedan estar pasando por este duelo. Pero recordemos que son solo ideas generales, no un conjunto de estrategias de afrontamiento, y no serán adecuadas para todas las personas en duelo.
  • Si tienes un ser querido infectado con Covid-19, intenta mantener tanto contacto telefónico y por videoconferencia como te sea posible. Aunque no puedas acompañarle en persona, sí estarás ayudándolo y ofreciéndole apoyo, cariño y cercanía.
  • Si has perdido a alguien con esta enfermedad, procura no luchar contra tus sentimientos, no huyas de ellos; seguramente necesitarás sentirlos, expresarlos y aceptarlos como parte normal del proceso para seguir adelante. No sirve de nada contener las emociones, esforzarse por no llorar o mantenerse fuerte; a veces lo hacemos por otros, para que no se sientan peor. Piensa que si otros lloran, es porque lo necesitan, no porque te vean llorar a ti. Quizás tú también lo necesites, tal vez te sientas mejor después de ello. Sentir dolor por un ser querido ausente es natural, es sano, es humano; no es un signo de debilidad o vergüenza. Lo incomprensible sería lo contrario, ¿no os parece?
  • No tengas prisa. Cualquier proceso de duelo por un ser querido suele durar muchos meses (no todos vividos con la misma intensidad), y en este caso, además, puede ser normal que las primeras semanas o el primer mes sea "menos duro" que los dos o tres siguientes, ya que muchas de las circunstancias difíciles que hemos mencionado se empezarán a sentir con más fuerza un tiempo después del fallecimiento. No te preocupes, ese dolor es necesario, es parte de la elaboración del duelo, y aunque ahora pueda parecer insoportable, poco a poco se mitigará.
  • Realiza un ritual de despedida de tu ser querido. Es difícil asesorar sin conocer a la persona que está leyendo estas líneas, pero podemos encontrar maneras de despedir en casa, individualmente o en familia, al fallecido. Tal vez mediante un rito que nosotros mismos podemos construir: leer unas palabras de cariño frente a un mueble con su foto y una vela, dejarle unas flores, dedicarle una oración, un tiempo de silencio, etc. Así mismo, seguramente será de ayuda celebrar un funeral por el fallecido cuando las restricciones actuales se levanten, aunque sea dos meses más tarde de la pérdida.
  • Busca apoyos. La familia, los amigos, los vecinos o las personas de una asociación; sea como fuere, y en la medida en que vayas pudiendo permitírtelo, será positivo que te acompañes de personas que te den soporte emocional y acompañamiento en este proceso. Intenta pasar tiempo especialmente con aquéllos con los que te sientas más comprendido/a y apoyado/a.
  • Recuerda que no tienes la culpa de no haber acompañado a tu familiar. Esta enfermedad ha creado una situación excepcional y es normal que te sientas desolado/a y con sentimiento de impotencia, pero eso no significa que tengas ninguna culpa.
  • Piensa en todas las cosas que sí has hecho por tu familiar, tanto en los últimos momentos como antes. Trata de recopilar todos aquellos detalles, ayudas, conversaciones, gestos o acciones que hiciste para ayudar o acompañar a tu ser querido en distintas circunstancias; también los pequeños detalles. Probablemente, hayas hecho muchas más cosas por él de las que ahora recuerdas.
  • ¡Quiérete! Seguro que eso sería lo que te diría tu ser querido, cuídate, no te abandones, sé fuerte y sigue adelante. Poco a poco, llorando lo que sea necesario, pero sigue adelante.

Comentarios