La pareja ante el confinamiento: retos y oportunidades


Las parejas, como las personas, transitan por distintas etapas en las que deben adaptarse a nuevos retos para sobrevivir. La pareja también tiene su propio ciclo vital, con sus periodos de estabilidad y sus crisis, que pueden desembocar en la ruptura o el fortalecimiento de la relación. Un ejemplo es la jubilación. 

Mucho se ha escrito sobre las repercusiones de la jubilación en la relación conyugal, pues son muchas las parejas que viven en ese momento la mayor crisis de toda su relación. Para muchas personas es inaudito ver a un matrimonio de toda la vida, que ya ha celebrado sus bodas de oro, plantearse seriamente el divorcio apenas un año después de jubilarse uno de los cónyuges.

No obstante, los motivos son sencillos de comprender. Las horas de trabajo, el cuidado de los niños y otras responsabilidades hacen que muchas parejas hayan reducido su convivencia a las noches, los fines de semana y las vacaciones, durante toda su vida. 

Por ejemplo, en los modelos de familia más tradicionales, donde la mujer ha trabajado en las tareas domésticas y el marido lo ha hecho fuera de casa, la jubilación de éste último puede significar, si no se gestiona adecuadamente, su presencia constante en casa, donde no siempre logrará engranar su propia necesidad de actividad con las rutinas habituales de su mujer. No son pocas las ocasiones en las que esta situación deriva en tensión emocional, discusiones y choques que hacen derivar el barco de la pareja hacia las rocas del conflicto. Así, una etapa que podría servir para disfrutar más y mejor juntos, se transforma en un mar embravecido que apenas deja espacio para la calma.

Este tipo de dificultades, por tanto, son frecuentes ante la transición vital de la jubilación. Lo llamativo es que la prolongación del confinamiento en casa, decretado a raíz de la epidemia del coronavirus, está adelantando algunas consecuencias de esta misma crisis vital a parejas de todas las edades, con ciertas diferencias:
  • La jubilación se planifica. El confinamiento no, ha irrumpido en nuestras vidas sin permiso y no sabemos cuando se marchará.
  • El Covid-19 genera mucha incertidumbre. Entendemos que la pandemia será temporal, pero incluso los expertos difieren mucho en sus previsiones y, mientras tanto, el confinamiento se va prorrogando por fascículos.
  • Muchas parejas están confinadas con sus hijos pequeños (lo que no ocurriría en la jubilación).
  • La situación laboral es distinta: teletrabajo, ERTEs, bajas laborales, etc.
  • No se puede salir de casa, salvo para lo indispensable. 
Ésta última es la diferencia clave. Muchas veces, las personas jubiladas que tienen dificultades de pareja encuentran un gran aliado en actividades de ocio y entretenimiento fuera de casa. En este caso, hemos de buscar nuestros aliados sin salir del hogar. Veamos algunos de ellos:
  1. Hablemos más. Una comunicación abierta, eficaz y sincera será nuestro aliado estrella, la piedra angular sin la cual el resto de recursos que proponemos se tambalearán. Estar confinados puede ser una oportunidad única para compartir nuestras inquietudes, escuchar más a nuestra pareja y limar esas asperezas que en el día a día habitual quizá pasan desapercibidas, pero están ahí. Puede ser un tiempo de diálogo y reconstrucción, de fortalecimiento de la pareja. Una oportunidad para recuperar o reforzar lo que nos hace sentir bien, a la par que ponemos límite a lo que nos daña. Para ello, la comunicación abierta, el saber escuchar y estar disponible son elementos indispensables, de los cuales podrás encontrar más información aquí.
  2. Tiempo para ti, tiempo para mí, tiempos de pareja. Compartir tiempo de calidad en familia y pareja no significa estar constantemente juntos, más aún si nuestra rutina habitual no es así. Puede ser de ayuda sentarse tranquilamente para redefinir la vida en común durante el confinamiento, elaborando una rutina flexible que contemple tiempos de pareja, de familia y espacios personales para cada uno; esto solo funcionará si ambos se sienten cómodos y confiados para poder expresar sus propias necesidades de tiempo y espacio, y si no cuestionamos las preferencias de nuestra pareja (como adelantábamos, la comunicación abierta, eficaz y sincera es indispensable para lograrlo). Estar confinados significa que puede haber tiempo para todo, si nos organizamos bien.
  3. Dando espacio a las aficiones. Una forma más de mejorar la vida en pareja, sobre todo si sentimos la necesidad de estar ocupados, será encontrar cosas que hacer durante el confinamiento. Hay muchas actividades de ocio que se pueden mantener en el hogar, si son de nuestro agrado: ver cine o series, leer, hacer pasatiempos, darse un baño relajante, cocinar o  hacer repostería, contar o escuchar chistes o monólogos, escribir, hacer un puzle, escuchar música... También es un buen momento para aprender cosas nuevas: ese curso de inglés que siempre quisiste hacer, ver tutoriales de patchwork o dedicarte a la marquetería son solo algunos ejemplos.
  4. Comprende el malestar, no seas exigente. El confinamiento ya es bastante exigente para todos como para serlo también nosotros. Probablemente, muchos de los desencuentros que se produzcan durante estos días serán a causa de las emociones que nos produce no poder hacer "vida normal". Intentemos dar espacio para manifestar nuestro malestar y el de nuestra pareja. No hace falta buscar frases mágicas para ayudarle, quizás sea suficiente con permitir que pueda desahogar sus sentimientos, para que la tensión acumulada se descargue y ambos os sintáis mejor.
  5. Sorprende a tu pareja. Casi todas las parejas están de acuerdo en una cosa: a la hora de compartir tiempo juntos, es mejor la calidad que la cantidad. Sin embargo, el encierro fruto del coronavirus acrecienta la segunda y puede hacer mella en la primera. Para evitarlo, puedes dedicar tiempo a redescubrir a tu pareja, por ejemplo, parándote a pensar: ¿qué puedo hacer que le guste sin salir de casa? ¿Cómo puedo sorprenderle/a? ¿Qué le haría ilusión? No cabe duda que este propósito funciona mejor si es mutuo.
  6. Afronta los retos en pareja/familia. Encontrar escollos durante el confinamiento que afectan a la relación de pareja o familiar está siendo muy común. Al fin y al cabo, ¿cuándo nos hemos visto en una situación así? Las emociones fluctúan, tan pronto estamos tranquilos como se nos cae la casa encima, un día estamos contentos y al otro quizás nos puede el desánimo. Una vez más, hablemos de ello con nuestra pareja y escuchemos sin juzgar cómo se siente ella/él. Pero también es posible que el roce destape problemas de pareja latentes que seguirán estando ahí cuando se levante el confinamiento. En ese momento, volver a taparlos será una posibilidad, pero no una solución. No obstante, si convertimos el problema en un reto y lo aceptamos, si nos comprometemos a buscar vías de resolución, transformando aquellos parámetros de la relación de pareja que sean necesarios, afrontando nuestro propio miedo al cambio; si nos atrevemos a dar ese difícil paso de acometer reformas en nuestra vida familiar... Entonces habremos aprovechado la ocasión para transformar la crisis en una oportunidad para el crecimiento.


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